Sekai Camera

Al estar por aquí por España el otro día me perdí la presentación de una de las aplicaciones para iPhone que más expectativas han creado últimamente. Se trata de Sekai Camera, una aplicación desarrollada en Tokyo de realidad aumentada, que permite a los usuarios leer y añadir información extra en objetos, localizaciones, edificios o cualquier otra cosa en el mundo real utilizando como interface un iPhone. El que sí que pudo estar en la presentación fue mi amigo Nobi que fue uno de los primeros usuarios en poder utilizar Sekai Camera, este es un vídeo de prueba que grabó en la tienda de Loewe en Omotesando. Fijaos que la aplicación utiliza la cámara para reconocer los bolsos de la estantería en tiempo real y el usuario puede obtener información de cada uno de ellos:

Puede parecer trivial pero para poder conseguir crear una aplicación hace falta información de muchas fuentes (GPS, sensores, Internet). Lo bueno de Japón es que hay YA muchísima información geotaggeada en la red gracias a que prácticamente cualquier móvil japonés puede geotaggear fotos o información desde el 2003/2004. Tener tanta información geotaggeada y disponible vía APIs públicos permite a Sekai Camera ser una aplicación relativamente útil desde el principio. Por ejemplo, una de las primeras aplicaciones de Sekai Camera muy útiles es la de utilizarlo para apuntar hacia la entrada de un restaurante por la calle y obtener en tiempo real la puntuación y opiniones que tienen los clientes que ya han pasado por él.

En estos momentos Japón es el caldo de cultivo ideal para una aplicación de realidad aumentada Microsoft, Google y otros muchos también están poniendo mucho dinero para desarrollar aplicaciones de realidad aumentada. Veremos si Sekai Camera consigue la inercia inicial suficiente en Japón y sale a conquistar el mundo antes de que le coman el mercado los grandes.

Viviendo en cibercafés

Japón es el país del mundo donde más cómics se publican, la gente lee manga en trenes, en los descansos en el trabajo, tirados en el césped en parques… Es tal la obsesión que a partir de los años 60 algunas cafeterías vieron la oportunidad de negocio y empezaron a ofrecer un catálogo de tomos de manga por los que los clientes pagaban por horas de lectura. El negocio de este tipo de cafeterías llamadas “Manga Kissa” no dejó de crecer hasta la llegada de Internet, cuando tuvieron que cambiar y ofrecer más servicios además de la lectura de manga.
Desde hace algo más de diez años los “Manga Kissa” también ofrecen un ordenador con conexión a Internet. Hoy en día la mayoría de ellos tienen cabinas privadas donde cada cliente puede navegar, leer, ver películas o jugar con videoconsolas con cierta intimidad.

Estuve en un “Manga Kissa” con mi amigo Yamamoto que suele frecuentar este tipo de locales. “Me sale mucho más barato pasar dos horas en un Manga Kissa y leer 10 tomos de manga que comprármelos” me dijo conforme entrábamos en uno de los Manga Kissa más grandes de Tokio que ocupa cuatro plantas de un edificio. En la entrada nos preguntan cuantas horas queremos estar y nos dan las llaves de nuestras respectivas cabinas personales. A continuación nos paseamos por varios pasillos con estanterías llenas de manga, películas en DVD y videojuegos. Yamamoto elije cinco tomos de un clásico manga de los años 70, yo me veo colapsado ante tanta información, ante tanto ocio donde elegir y marcho hacia mi cabina sin nada que leer.

Entro en mi cabina, apenas hay más espacio que el necesario para una cómoda butaca y un ordenador delante de ella. Es un sillón reclinable donde sería fácil quedarse dormido. En el ordenador vienen varios juegos instalados, nada muy diferente a lo que encontraría en España. Pero junto al ordenador tengo también una Playstation 3, una Wii y un sintonizador de televisión por cable. Al cabo de cinco minutos me siento otra vez perdido ante tanta opción y decido salir a explorar que otras opciones de ocio tengo. Sala de billares y ping pong, servicio de masajes, sala para jugar a juegos de mesa etc. Yamamoto y yo terminamos jugando al ping pong. Al salir nos cobraron 800 yenes, unos 6 euros, por dos horas. ¡Al salir me percaté de que había también un vestuario con duchas!

Desde que explotó la burbuja Japonesa a principios de los 90 son cada vez más los japoneses que no pueden permitirse pagar el alquiler de un piso en grandes ciudades. Muchos que perdieron el trabajo terminaron viviendo en las calles, pero otros decidieron que una forma barata de tener cobijo cada día era pasando las noches en una cabina dentro de un “Manga Kissa”. Los propietarios de los “Manga Kissa” se dieron cuenta de esta tendencia e introdujeron tarifas baratas como por ejemplo “8 horas por 10 euros”. La tendencia se vio acentuada aun más cuando algunas de las cadenas de “Manga Kissa” más importantes del país pusieron servicio de duchas. Cada vez es más la gente que no tiene casa y vive en Manga Kissas, son trabajadores temporales que cobran poco y apenas se pueden permitir gastar entre 300 y 400 euros al mes en alojamiento. Son cibernómadas, producto de la crisis económica japonesa de la que después de casi 20 años Japón todavía no se ha recuperado.

Este artículo lo escribí originalmente El Ciberpaís.

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Twitter en Japón

Desde hace tres meses dejé mi aventura emprendedora con Mirai Inc. Se me presentó la gran oportunidad de poder empezar Twitter en Japón y no la dejé escapar, ¡desde Julio estoy trabajando en Twitter Japón!

Japón es el segundo país con más usuarios de Twitter después de Estados Unidos; y Tokyo es la ciudad donde más se twittea en el mundo. En Twitter en Japón ya somos rentables, al contrario que en Estados Unidos sí que estamos poniendo publicidad tradicional en la interfaz web del servicio. Uno de nuestros anunciantes principales es Toyota, además de poder publicitarse vía banner tradicional también pueden ver lo que sus followers opinan sobre sus coches y otras muchas cosas utilizando herramientas específicas para empresas desarrolladas por nosotros en Japón. Otra de las cosas que tenemos casi listas para lanzar es la versión de Twitter para cada uno de los tres grandes proveedores de telefonía móvil japoneses, una vez logremos este importante paso seguramente consigamos crecimiento exponencial gracias a lo fácil que será twittear desde cualquier teléfono móvil japonés.

Estoy MUY contento en esta nueva etapa de mi vida.

Hablando todos a la vez

Llevo ya unos días en España para poder asistir a Asia Geek, llevaba algo más de un año sin regresar a estos lares y como cada vez que vuelvo hay ciertas cosas que me llaman la atención al verlas desde la perspectiva de alguien que viene de «fuera». Por ejemplo, después de tanto tiempo en Japón, donde las conversaciones son pausadas y lentas, donde cada uno habla como si hubieran turnos y donde raramente nadie levanta la voz; me encuentro aquí en España con dificultades para entrar en una conversación, empiezo a hablar y enseguida alguien me interrumpe, y otro u otra interrumpe otra vez y al final todos están hablando a la vez… un sin sentido.

Casualmente, estaba leyendo un libro de Juan Antonio Vallejo-Nágera, él también estuvo en Japón documentándose para su libro de Yukio Mishima, y lo explica mucho mejor que yo en este párrafo:

En Japón puede ser difícil hacer hablar a un individuo; en España lo espinoso es conseguir que se calle. En un grupo de españoles casi nunca está hablando uno solo. En una comida típica de seis personas, hay por lo menos tres conversaciones simultáneas cruzadas, cada cual con el que tiene más lejos, y es frecuentemente que en alguna de esas parejas improvisadas hablen los dos a la vez contándose la misma cosa. Como se tapan unos a otros gritan todos. Si no se trata de amigos a los que tenemos mucho cariño, puede resultar una pesadilla. Con frecuencia lo es.

Creo que hace unos años no era tan consciente de este «problema» como lo soy ahora, y pongo «problema» entre comillas porque a veces es más entretenida y más «emocionante» una conversación a la española que una conversación a la japonesa… durante un ratillo, el problema es cuando la conversación simultánea a cuatro bandas se alarga infinitamente. ¿Sois de los que hablan y hablan sin parar o de los que callan e intentan escuchar?