Nunca deja de sorprenderme la cantidad de bebidas raras que venden en las máquinas en las calles de Japón. También es impresionante a la velocidad que aparecen y desaparecen nuevas bebidas, parece que la competencia es terrible. Que se lo digan a Pepsi que en la desesperación por lanzar nuevas bebidas creó la Pepsi de pepino, una bebida legendaria donde las haya.
¿De entre todas las bebidas de estas fotos cuál os comprarías ahora?
Inago significa “saltamontes” en japonés. Es una “delicia” japonesa que se suele servir en restaurantes de ciertas prefecturas, sobre todo en zonas campestres donde supongo que se podrán capturar bien fresquitos. El otro día me encontré con este tenderete especializado en inago いなご en pleno centro de Tokyo. El tendero parecía estar muy orgulloso de sus saltamontes y los recomendaba a todos los viandantes que pasábamos por delante. Además de saltamontes también vendía varios tipos de pescado seco, gambas y almejas, una combinación de alimentos bastante curiosa: ¿pescadería, saltamontería?
Saltamontes de Yamagata justo debajo del tendero.
Saltamontes a la izquierda, el resto es pescado y gambas resecas.
¡Y llegamos a la décima convocatoria de japoneses durmiendo! En esta edición he conseguido otra vez a alguien durmiendo encima de una moto, a ver si con el tiempo consigo suficientes para hacer una serie de «Durmiendo en la moto» 🙂
¡Le pillamos durmiendo durante horas de trabajo! Se supone que tenía que estar vigilando una obra. Como parecía que no se encontraba muy bien nos acercamos a preguntarle pero se despertó con una sonrisa, nos dijo que estaba en perfectas condiciones y siguió durmiendo plácidamente.
La segunda vez que pillo a alguien descansando en la moto 🙂
En este artículo de Science cuentan un curioso descubrimiento de unos investigadores de la Universidad de Hokkaido.
Colocaron copos de avena emulando los lugares de la Zona Metropolitana de Tokyo en los que más población se acumula. Pusieron también una única célula amébica de moho mucilaginoso junto a uno de los copos de avena y dejaron que creciera. Al moho mucilagionoso le encantan los copos de avena, al cabo de unas horas el moho empezó a extenderse intentando alcanzar los otros copos. Conforme fue pasando aún más tiempo el moho fue eliminando «conexiones» entre algunos copos de avena pequeños y fue fortaleciendo las conexiones en los copos más grandes y centrales. Lo más impresionante de todo es que fue suficientemente «inteligente» (El moho no tiene cerebro) como para mantener conexiones redundantes entre los copos más «importantes», algo que permite al moho seguir teniendo conexión con un copo importante incluso si sucede algún «accidente». Consiguió un diseño muy bueno para una red de comunicaciones entre esos copos de avena, de hecho la similaridad entre la red conseguida por el moho y la red ferroviaria diseñada por ingenieros en Tokyo es muy similar, por ejemplo, en Tokyo también hay muchas líneas de trenes redundantes para asegurarse que ante cualquier imprevisto, como por ejemplo un terremoto en cierta área de la ciudad no afecte a toda la red.
Después de analizar los patrones de crecimiento del moho, los investigadores han creado un modelo matemático que describe la el crecimiento de la red y al simularlo en ordenadores el algoritmo termina encontrando una solución bastante óptima en la que las conexiones más robustas se establecen entre los nodos más importantes/centrales y las conexiones redundantes van desapareciendo. Además se intentan establecer los caminos más cortos entre cada localización (Un problema clásico de las ciencias de la computación). Lo podemos simular usando software, de hecho hay muchísimos algoritmos para diseñar redes, ¿pero cómo aprendieron los mohos a crecer de forma óptima para conseguir la máxima cantidad de alimento/energía? ¿cómo «sabe» el moho cómo tiene que resolver el problema? ¿donde tienen programado ese comportamiento si no tienen cerebro? ¿en los genes? ¿pequeñas reglas que generan un comportamiento complejo? ¿autómatas celulares?
¿Para que calentarse la cabeza haciendo cálculos para diseñar una red si puedes preguntarle a un moho? ¿Para qué gastarse millones en ingenieros para diseñar una red de transporte si le puedes preguntar a un moho? De hecho, ¿para que calentarse la cabeza intentando resolver problemas que la naturaleza ya ha resuelto durante millones de años de evolución? Esta es una de las perspectivas que utiliza la Biomimicry / Biomimesis para resolver problemas, si tenéis más interés en el tema os recomiendo escuchar Janine Benyus y a Robert Full.
Imaginad que estáis paseando por Valencia y una chica japonesa que anda con cara de perdida se os acerca y os pregunta: “¿Estoy intentando llegar a El Palau de les Arts Reina Sofía pero ando medio perdida, me podrías indicar cómo se llama esta manzana? Algo confundido le contestas indicándole que está en la Avenida de Aragón. A lo que la chica responde: “No, no quiero saber el nombre de la calle, quiero saber el nombre de esta manzana”. En ese momento, empiezas a desesperarte y a pensar qué narices le está pasando por la cabeza a la japonesa perdida. Por un momento piensas en responderle: “¡En qué mundo vives, las manzanas no tienen nombre!”.
Ahora imagina que al cabo de unos meses estás paseando por Tokio y que andas perdido intentando buscar un templo sintoísta cerca de Akihabara. Te acercas a un japonés y le preguntas: “¿Cómo se llama esta calle?”. El japonés te mira desconcertado y te dice: “Las calles no tienen nombre, pero ahí en la esquina tienes indicado el número de esta manzana”. En ese momento sientes el shock cultural, te acuerdas de la pobre japonesa que andaba perdida por Valencia y entiendes lo que debió sentir, ahora eres tú el alienígena.
En Japón, las calles son simplemente el espacio vacío entre cada manzana, no tienen identidad alguna. Lo que sí que se pueden identificar son las manzanas con un sistema de tres números: el primero indica el distrito, el segundo la manzana, y el tercero el edificio o casa dentro de la manzana. Es una forma totalmente diferente al resto del mundo de estructurar las ciudades pero es perfectamente válida, es cuestión de cambiar el chip.
¿Qué es más fácil de utilizar, nuestro sistema o el japonés? Para los humanos depende de a lo que estés acostumbrado pero para las máquinas, para los ordenadores es mejor utilizar la notación japonesa. El no tener nombres de calles hace que las direcciones sean mucho más cortas, por ejemplo, la dirección de un restaurante podría ser “Sushi Tanaka, Tokio, Yoyogi 4-3-1”. Estando dentro de Tokio podría abreviarse aún más hasta “Yoyogi 4-3-1 (Si hacéis click veréis que google maps acierta la posición exacta(” y sigue conteniendo la información necesaria para encontrar la localización exacta del restaurante. Utilizar estas direcciones en un teléfono móvil o en el sistema de navegación de un coche es mucho más fácil que si hay que introducir el nombre completo de una calle.
En la dirección «Yoyogi, 4-3-1», lo primero es el nombre del barrio, el primero número es el chome (丁目), el segundo número es la manzana ban (番) y el último número es el número de edificio dentro de la manzana go (号). Según la ciudad y la región el sistema varía algo pero el concepto fundamental de no usar nombres de calles se mantiene (Sólo algunas avenidas y autopistas importantes tienen nombre). La organización de los mapas sigue una perspectiva top down, primero se nombra el área más general y luego se va detallando: el chome (丁目) es la unidad en la que se dividen los barrios, luego cada chome se divide en varios ban y finalmente cada ban se divide en edificios que también van numerados. En esta captura de google maps se puede ver el nombre del barrio, el chome y los ban, pero no vienen especificados los go. Si os interesa adentraros más en el tema en la wikipedia está mucho más detallado y explican hasta las diferencias en cada ciudad.
Esta facilidad a la hora de escribir direcciones y la facilidad de ser usadas por ordenadores ayudó mucho a que el número de lugares geolocalizados por usuarios en Internet fuera enorme incluso antes de que los teléfonos móviles fueran equipados con GPS. Si a este fenómeno le añadimos la llegada de los móviles con GPS en el 2003, la información geolocalizada en Japón no para de crecer exponencialmente en los últimos años. Hoy en día Japón es el país del mundo con más información geolocalizada del mundo, el segundo es Corea del Sur pero no llega a tener ni la mitad que Japón.
El tener mucha información geolocalizada disponible en la red ayuda a crear nuevos servicios más fácilmente que si se tiene que introducir la información a mano. Por ejemplo, una de las startups más novedosas en Tokio, ha creado una de las primeras aplicaciones comerciales que utiliza realidad aumentada llamada Sekai Camera. Cuanta más información geolocalizada haya en la zona que vives desde el momento en el que empiezas a utilizar Sekai Camera más útil es la aplicación. Desde principios de este año, un servicio estadounidense que basa su negocio en la geolocalización llamado Foursquare, está teniendo más éxito en Tokio que en ninguna otra ciudad estadounidense ya que su utilidad se multiplica cuanto más usuarios hayan geolocalizado información anteriormente.
Gracias en parte a la facilidad con la que se puede escribir una dirección japonesa y sobre todo gracias a la gran cantidad de dispositivos móviles con GPS en manos de japoneses han hecho que la expansión de aplicaciones y negocios basados en la geolocalización empiece en Japón algo antes que en otros lugares; pero con nombres de calles o sin ellos, durante los próximos años la explosión de aplicaciones basadas en información geolocalizada va a ser imparable en todo el mundo.
Hacía mucho tiempo que quería hablar sobre esto pero siempre lo procrastinaba. Pero por fin, gracias a esta charla de Derek Shivers me animé a escribir. De hecho, al principio del post cuento exactamente lo mismo que Derek en esta charla.
La desafortunada catástrofe en Chile ha puesto en alerta a todo Japón por la llegada inminente de un tsunami que tendrá en algunas zonas hasta tres metros de altura. En las ciudades se han cerrado todas las compuertas de contención de olas, han parado todos los trenes cuyas vías pasan por la orilla del mar, están cancelados todos los ferries turísticos de la costa este y en los medios no paran de aconsejar no acercarse al mar esta tarde.
Me impresiona, y a la vez me da miedo, la inmensa energía del terremoto de Chile, que ha sido capaz de «mover» el océano pacífico entero y crear olas que ¡romperán a más de 10.000 km teniendo todavía 3 metros de altura! Este gráfico del Nyt es impresionante:
El tsunami tarda unas 24 horas en cruzar todo el pácifico.
En este vídeo detallan por zonas la altura estimada que tendrá el tsunami. (Ver a partir del segundo 30.