Establo reconvertido en zona para artistas

El otro día vagando con el coche por el este de Chiba terminamos en lo que nos pareció una granja.

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Pero al acercarnos vimos que se podía entrar y nos encontramos con gente tocando música, payasos haciendo shows delante de niños e incluso exposiciones de fotos. Resulta que es un lugar popular en la zona llamado Gyusha Number 8, 牛舎8号 (Establo de vacas número 8). Es una granja reconvertida para atraer a la comunidad de artistas de las localidades cercanas. Me encanta cuando encuentro este tipo de lugares en Japón donde temáticas aparentemente no relacionadas convergen.

Nos contaron que muchos artistas de Tokio vienen a vivir a los pueblos del este de Chiba porque los alquileres con mucho más baratos y pueden seguir haciendo lo que les gusta. Estuvimos viendo las actuaciones de varios grupos de música y también un payaso/mago

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Ya no tienen vacas pero todavía tienen muchas gallinas y también algunas zonas de cultivo. Nos acercamos a una zona de huertos que tenían junto a la montaña y encontramos estas jaulas justo al borde del bosque. Son trampas para cazar jabalíes, parece que son un gran problema para los campesinos del lugar.

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Los jardines de la bahía – Gardens by the bay

Durante mi última visita a Singapur visitamos la última atracción de la ciudad, los Jardines de la bahía (Gardens by the bay), que abrió sus puertas al público en junio de este año. Es un jardín botánico con árboles artificiales llamados «supertrees» (Superárboles) de hasta 50 metros de altura que funcionan con energía solar.

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En total hay 18 superárboles que además de tener paneles fotovoltaicos instalados también son capaces de acumular agua de lluvia gracias a su forma cónica. No llegan a ser «arcologías» ya que no pueden alojar vida humana, pero al subir a los árboles y caminar de uno a otro por las pasarelas no pude evitar pensar que se asemejan mucho a estructuras generadas por programas de renderizado utilizadas en películas de ciencia ficción.

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Conociendo gente en Singapur

Comencé el mes aterrizando en Singapur. Es la tercera vez que visito esta ciudad-estado: la primera por ocio, la segunda por trabajo ). La ciudad es tan compacta, «perfecta» y fácil de «usar» que apenas estando unos días te empiezas a sentir como en casa. Cada vez que aterrizo en Changi, el aeropuerto internacional de Singapur, no puedo evitar pensar en el Un mundo feliz de Aldous Huxley. El gobierno de Singapur ha hecho muy buen trabajo creando una ciudad utópica: centro financiero asiático, puerto de mercancías de los más grandes del mundo, calles impolutas, lujo allá donde mires, sistema de transporte público impresionante, empleo para todos (La tasa de desempleo está alrededor del 2%~3%) etc.

Una de las cosas que más me gustan de Singapur es lo bien que se mezclan culturas de muchos lugares del mundo. El barrio indio (Little India) está junto al barrio árabe (Arab Street) y si cruzas al otro lado del río te adentras en el barrio chino cuyas ¡casas son de estilo colonial! Hay gente de todo el mundo conviviendo en la misma ciudad. Por ejemplo, estuve visitando nuestras nuevas oficinas en Singapur, ninguno de los empleados de la oficina es de Singapur: cuatro americanos, una malaya, un malayo, una indonesa, una china, dos chinos, un alemán y un ruso. Casi todos llevaban entre 3 y 5 años viviendo en Singapur y dicen que están contentos con la vida que llevan.

Al día siguiente, navegando en un catamarán cerca de la isla de Sentosa, conocí un chaval que nació en Singapur. Acabó los estudios en la universidad y después de terminar los dos años de servicio militar obligatorio decidió seguir su carrera dentro del ejército. Lleva cinco años trabajando en un equipo de drones (Aviones teledirigidos). Me contó que, aun siendo una ciudad muy pequeña, en el ejercito hay más de 200.000 cabezas. Le pregunté si creía que era necesario gastar tanto dinero en algo que potencialmente puede matar millones de personas y me respondió «Es importante tener ejército aunque no se utilice, porque a ojos externos da sensación de país poderoso. No hay que parecer débil, especialmente teniendo a China tan cerca». Le seguí preguntando cosas sobre los drones que utilizan, el tipo de entrenamiento que hacen, las simulaciones y sobre las similitudes con El juego de Ender. Me contó que en Singapur utilizan Heron-1 UAVs fabricados en Israel que parece que no pueden volar tan alto y no tienen tanta autonomía como los MQ-1 Predators estadounidenses pero son un primer paso para hacer la competencia a los Estados Unidos. Uno de los dilemas que presenta Daniel Suarez en su última novela Kill Decision (Recomendable solo si os interesan los drones) es el problema que podría presentársele a los Estados Unidos si alguien «secuestrara» MQ-1 Predators y los utilizara para crear confusión en el oriente medio haciéndose pasar por un ataque estadounidense. Uno de los protagonistas de la novela sugiere que sería mejor abrir el mercado y dejar que todo tipo de drones proliferaran. La conversación terminó cuando me preguntó cómo sabía tanto sobre drones, le recomendé Kill Decision 😉 pero parece que no tenía mucho interés.

En el mismo barco, una chica, la más guapa y la menos borracha, se me acercó y fue ella la que me empezó a preguntar con curiosidad sobre Japón y España. Sentada a mi lado, mirando ambos al horizonte, con cara pensativa me contó que nació en Indonesia pero que desde que cumplió dos años toda su familia decidió trasladarse a Singapur. Tiene 25 años pero apenas ha viajado nunca más allá de Malasia e Indonesia. «Life is good here! Me gusta mucho Singapur, pero cada vez tengo más ganas de salir de aquí, la vida es corta y ¡quiero conocer el mundo!» me dijo con tono nostálgico y confesándome con segundas palabras que realmente quería irse pero que no podía porque «algo» (Que no me quiso decir) la tenía atada a Singapur.

«¿Qué le falta a Singapur?» – le pregunté.

«Cultura, hay pocas cosas genuinas singapurenses» – me respondió y continuó «apenas hay teatros, ni museos, ni nada. Todo está lleno centros comerciales. La gente trabaja, compra, trabaja, compra y se va a casa pronto a ver la televisión porque fuera no hay mucho más que hacer. O sigue trabajando para ganar más dinero».

«En realidad Singapur está diseñado así por el gobierno para que los habitantes sean más eficientes, para que se puedan centrar en estudiar, trabajar y comprar para hacer fluir el dinero» – dijo el chaval de los drones del ejército incorporándose a la conversación.

Nos giramos hacia él y asentimos con cara de póquer.

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Este es el tipo de contenidos que estoy compartiendo en la lista de correo de Kirainet (¡Apuntaos!), envio un email al mes con contenidos más personales que los del blog.

Para terminar un vídeo que transmite muy bien la sensación de que Singapur es una ciudad diseñada por un jugador experto del Sim City:

La caja fuerte de un banco de inversión que quebró en 1997

Sanyo securities Company Limited fue un banco de inversión japonés fundado en 1910 que llegó a ser un de los más grandes del país a finales de los 80. Como consecuencia de la explosión de la burbuja terminó declarándose en bancarrota en 1997 y cerrando todas sus operaciones en 1999. En época de bonanza Sanyo securities tenía un lugar de retiro que podía ser utilizado por los casi 5.000 empleados que llegó a tener la empresa cuando quisieran pasar unos días de vacaciones junto al lago Yamanaka. Era un hotel solo para empleados.

Después de sacar fotos a la casa abandonada y de comer un filetón en un restaurante junto al lago llegamos con el coche a la entrada del lugar de retiro de los empleados de Sanyo Securities. Lleva más de 10 años abandonado y es lo único que queda de la empresa, el edificio de oficinas que tenían en Tokio ahora lo utiliza Sumitomo.

Detrás del edificio principal se ve la entrada de lo que fue una de las cajas fuertes del banco de inversión, probablemente fue utilizada para guardar oro. Da un poco de miedo pero allá que vamos.

Caja Fuerte

Caja Fuerte

Llegamos al final del primer pasillo, aparte de estar el suelo mojado, es bastante fácil moverse. Hay una claraboya por la que entra bastante luz. Giramos a la izquierda y vemos la primera puerta de la caja fuerte. Está entornada, es enorme y con aspecto de muy pesada pero es fácil de abrir. A partir de esta primera puerta la oscuridad es absoluta, a mi el instinto me dice que no deberíamos seguir pero Carlos que es el más valiente comienza a avanzar ayudándose con el iPhone para iluminar.

Caja Fuerte

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Caja Fuerte

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Caja Fuerte

Caja Fuerte

Caja Fuerte

Caja Fuerte

Dentro hay otra gran puerta que da acceso a lo que tiene pinta de ser la cámara principal. En la pared de esta sala hay varios símbolos (logotipos) de Sanyo securities que le dan un aspecto misterioso. Por alguna razón… ninguno de nosotros nos atrevemos a entrar en esta sala pero sacamos alguna foto desde la entrada.

Caja Fuerte

Caja Fuerte

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Caja Fuerte

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Caja Fuerte
Otra para la serie de fotos de Sadako.

Nokogiriyama – 鋸山

El sábado nos juntamos un grupo de «aventureros» para ir a ver la estatua de Buda más grande de Japón. Partimos en tren a las siete de la mañana desde la estación de Shinagawa de camino a Kurihama.

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En el tren de camino a Kurihama.

Nokogiriyama - B&w period

Desde la estación de Kurihama caminamos hasta el el puerto y sobre las 9 y media de la mañana subimos a bordo del barco «Kanaya Maru» que nos llevó al otro lado de la bahía en media hora.

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Alejándonos de la costa de Yokohama de camino a la costa de Chiba.

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Nokogiriyama - B&w period
Uno de los mástiles del Kanaya Maru.

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A esas horas de la mañana la bahía estaba llena de barcos.

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Foto de grupo en una de las salas cubiertas del Kanaya Maru.

Cerca de las 10 de la mañana llegamos al puerto de una aldea llamada Kanaya (金谷: El valle del dinero). El instinto nos llevó a un restaurante chino situado a dos minutos del puerto donde recargamos energías. Con la barriga llena emprendimos rumbo hacía la montaña Nokogiriyama. Caminamos por el arcén de una carretera al borde del mar. Las casas de Kanaya se acumulan en el poco espacio que queda entre el mar y los bosques de Nokogiriyama.

Nokogiriyama - B&w period

Es una zona poco turística y mal señalizada. Pasamos un buen rato paseando intentando encontrar el comienzo del sendero que nos llevaría a la cima.

Nokogiriyama

Nokogiriyama

Nokogiriyama

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La subida fue bastante fácil, con los senderos muy bien marcados e incluso escaleras en algunas zonas.

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Nokogiriyama

山登り、hiking

Atravesamos bosques hasta que nos encontramos frente con unas misteriosas paredes piedra.

Nokogiriyama

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Fotaco que nos hizo Ikusuki desde un acantilado. Esos píxeles de abajo, de colores que no hacen conjunto con el paisaje, somos nosotros.

Las paredes medio artificiales y a la vez medio naturales, el bosque de árboles enormes, la lluvia ligera que caía y algunas pruebas de actividad humana nos hicieron recordar la serie LOST.

Nokogiriyama

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Nokogiriyama

Resulta que fue una cantera durante la era Edo (Hasta hace unos 150 años), de ahí la forma misteriosa de los acantilados. Intentamos avanzar un poco más pero llegamos a una zona sin salida, estábamos rodeados de paredes de piedra y bosque. Ni siquiera recurriendo a las lianas podíamos avanzar hacia la cima de Nokogoriyama.

Nokogiriyama

Volvimos por el mismo camino hasta la última bifurcación por la que habíamos pasado. Nos adentramos por otro sendero que nos permitió cruzar por una grieta angosta al otro lado de las paredes. Cruzando esa grieta nos encontramos con una imagen de Buda grabada en una de las paredes.

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Nokogiriyama

Nokogiriyama - B&w period

Nokogiriyama

Nokogiriyama

Después de reposar unos minutos delante del Buda seguimos hasta la cima, que estaba a tan solo cinco minutos.

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Este acantilado se llama Jigoku-nozoki (Mirada al infierno) y está a 380 metros sobre el nivel del mar.

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Nokogiriyama - B&w period

Nokogiriyama

Si hace buen día se puede ver el Monte Fuji al horizonte, en nuestro caso estaba nublado. Aun así, nos entretuvimos con las vistas preciosas a la bahía de Tokio y a los bosques que acabábamos de cruzar.

Solo nos faltaba adentrarnos en el templo Nihonji, que está al otro lado de la montaña, donde se encuentra el Buda más grande de Japón. ¡No!, el más grande no es el de Todai-ji, ni el de Kamakura, es este del templo Nihonji dentro de la montaña Nokogiri-yama. Es una representación de Yakushi Nyorai y mide 31 metros de altura, más del doble que el de Todai-ji en Nara.

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Pudimos disfrutar de la visita sin apenas turistas.

Según el panfleto que nos dieron, fue construida en 1783, después de tres años de trabajo de 28 monjes budistas. La estatua del Buda representa «El universo encerrado dentro de un mundo de la flor de loto» y fue construida como un símbolo de paz y tranquilidad mundial. No se si fue el cansancio o la paz y tranquilidad que nos transmitió el Buda, el caso es que la mayoría del grupo nos echamos una pequeña siesta frente a su mirada.

Nokogiriyama

Nokogiriyama - Hasselblad period

Nokogiriyama - Hasselblad period

Recuperamos fuerzas y de vuelta a casa. Volvimos por otra ruta que nos permitió ver algunas de las 1500 estatuas «Tokai Arhats» (Discípulos de Buda) que hay en recovecos de los acantilados, cada una de las 1500 estatuas tiene una cara única y aunque dan un poco de miedo se supone que representan «el espíritu de la eterna benevolencia». Fueron esculpidas por los mismos 28 monjes que se encargaron de crear la gran estatua del Buda.

Nokogiriyama - Hasselblad period

Nokogiriyama - Hasselblad period

Nokogiriyama - Hasselblad period

Nokogiriyama - Hasselblad period

Un lugar precioso, un día inolvidable. ¡No se como no supimos de este lugar antes estando tan cerca de Tokio! Fue CaDs el que sugirió la visita, se enteró de su existencia a través del uso de la librería parser Nokogiri para Ruby. Tengo la sensación de que no será la última vez que suba a Nokogiriyama.