Comparad estas fotos de un cruce de autopistas en San Francisco y éstas otras fotos de una autopista elevada en construcción en Tokyo.

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Naron, de la longeva raza rigeliana, era el cuarto de su estirpe que llevaba los anales galácticos.
Tenía en su poder el gran libro que contenía la lista de las numerosas razas de todas las galaxias que habían adquirido el don de la inteligencia, y el libro, mucho menor, en el que figuraban las que habían llegado a la madurez y poseían méritos para formar parte de la Federación Galáctica. En el primer libro habían tachado algunos nombres anotados anteriormente: los de las razas que, por el motivo que fuere, habían fracasado. La mala fortuna, las deficiencias bioquímicas o biofísicas, la falta de adaptación social se cobraban su tributo. Sin embargo, en el libro pequeño no había habido que tachar jamás ninguno de los nombres anotados.
En aquel momento, Naron, enormemente corpulento e increíblemente anciano, levantaba la vista, notando que se acercaba un mensajero.
— Naron -saludó el mensajero-. ¡Gran Señor!
— Bueno, bueno, ¿qué hay? Menos ceremonias.
— Otro grupo de organismos ha llegado a la madurez.
— Estupendo. Estupendo. Actualmente ascienden muy aprisa. Apenas pasa año sin que llegue un grupo nuevo. ¿Quiénes son ésos?
El mensajero dio el número clave de la galaxia y las coordenadas del mundo en cuestión.
— Ah, sí -dijo Naron-. Lo conozco. -Y con buena letra cursiva anotó el dato en el primer libro, trasladando luego el nombre del planeta al segundo. Utilizaba, como de costumbre, el nombre bajo el cual era conocido el planeta por la fracción más numerosa de sus propios habitantes.
Escribió, pues: La Tierra.
— Estas criaturas nuevas -dijo luego- han establecido un récord. Ningún otro grupo ha pasado de la inteligencia a la madurez tan rápidamente. No será una equivocación, espero.
— De ningún modo, señor -respondió el mensajero.
— Han llegado al conocimiento de la energía termonuclear, ¿no es cierto?
— Sí, señor.
— Bien, ése es el requisito -Naron soltaba una risita-. Sus naves sondearán pronto el espacio y se pondrán en contacto con la Federación.
— En realidad, señor -dijo el mensajero con renuencia-, los Observadores nos comunican que todavía no han penetrado en el espacio.
Naron se quedó atónito.
— ¿Ni poco ni mucho? ¿No tienen siquiera una estación espacial?
— Todavía no, señor.
— Pero si poseen la energía termonuclear, ¿dónde realizan las pruebas y las explosiones?
— En su propio planeta, señor.
Naron se irguió en sus seis metros de estatura y tronó:
— En su propio planeta?
— Si, señor.
Con gesto pausado, Naron sacó la pluma y tachó con una raya la última anotación en el libro pequeño. Era un hecho sin precedentes; pero es que Naron era muy sabio y capaz de ver lo inevitable como nadie en la galaxia.
— ¡Asnos estúpidos! -murmuró.
Hace un par de años escribí sobre Rocketman. Ahora con Youtube podemos ver vídeos de este hombre que ha hecho realidad el sueño de muchos, poder volar como si de un pájaro se tratara.
Ya conté en una ocasión como un amigo perdió el portátil en Tokyo y pudo recuperarlo horas después sin ningún problema, Japón es uno de los países con menos robos del mundo y hay incluso tiendas sin vigilancia.
Eso no quiere decir que haya algún que otro maleante por Japón. El problema es que la gente está muy acostumbrada a dejarse las cosas tiradas en la cafetería, confían mucho muchísimo, ni si quiera se plantean la posibilidad de que les puedan robar. Últimamente los inmigrantes más astutos están haciendo el agosto en ciertos lugares de Roppongi en Tokyo. A continuación un cartelito informativo explicando los peligros de dejarse el bolso o la chaqueta descuidados.

Este cartel lo encontré un un bar donde aproximadamente el 50% de los clientes son extranjeros.
«Yo si de profesión fuera ladrón me vendría a vivir a Japón» – Mi hermano y Kike paseando por Tokyo.
Nihonbashi – 日本橋 significa literalmente Puente de Japón. Es el nombre de un barrio del distrito Chuo en Tokyo. El nombre de este barrio viene del puente más famoso de Japón que tiene el mismo nombre.
En este área está un famoso puente que tiene el mismo nombre que era uno de los pasos más importantes en la ruta Tokaido en la época Edo. El puente Nihonbashi era el punto comercial más importante del país en la época Edo ya que era el punto de partida de las cinco rutas con más actividad de la época, entre ellas la ruta Tokaido que unía Kyoto con Tokyo. Hoy en día hay la ruta principal del tren Shinkansen sigue la ruta Tokaido.

Cuadro Ukiyo-e en el que se ve el Monte Fuji y varios comerciantes atravesando el puente Nihonbashi.

El área de Nihonbashi en plena ebullición comercial. Era el «centro» de Japón.
El puente ha sido destruido por terremotos y guerras en varias ocasiones, pero siempre ha sido reconstruido. En la actualidad el puente de Nihonbashi es atravesado por una autopista elevada. Además es el kilómetro cero de Japón, desde donde se miden las distancias para carreteras y ferrocariles de todo el país, este punto está marcado por una tapa de bronce.
Cerca del puente ya no hay tanta actividad comercial como en la antigüedad, pero está la central del Banco de Japón, construido en 1896, la Bolsa de Tokio, y la primera tienda del comerciante de kimonos Mistsukoshi, fundada en 1873.

Reconstrucción de principios del siglo XX.

Reconstrucción después de la segunda guerra mundial.

El puente Nihonbashi en la actualidad, por arriba se ve una autopista elevada que va por encima del río para aprovechar espacio.
Un buen consejo para disfrutar del paseo por la zona de Nihonbashi es bajarse en la estación Suitengumae del la línea Hanzomon (La de color lila), donde nada más salir veréis encima de vosotros hasta tres o cuatro autopistas y siguiéndolas hacia el este llegaréis a Nihonbashi.
He creado el artículo Nihonbashi en la wikipedia Española por si alguien quiere ampliarlo y mejorarlo. Las fotos de este artículo son fotos de pósters de una exposición del museo del tráfico de Tokyo.

Ofuro tradicional de madera que se usaba antiguamente para bañarse al aire libre.