Ya hablé de Enigma y su poder para encriptar datos del ejército alemán. Pero los ingleses con Alan Turing a la cabeza se las ingeniaron para poder decodificar la clave de cada día usando bombas y a partir de ella poder desencriptar cualquier mensaje alemán. Pero en 1943 los Alemanes crearon una nueva máquina que utilizaba la cifra de Lorenz.
La cifra de Lorenz se utilizaba para codificar las comunicaciones entre Hitler y sus generales, era muy importante para los Ingleses poder conocer esta información. Pero la nueva codificación era mucho más complicada que la que usaban las máquinas Enigma corrientes y el diseño de las bombas inglesas no era el adecuado para poder descifrarla.
Pero Max Newman, un matemático que trabajaba con Alan Turing creó una nueva máquina capaz de adaptarse a diferentes problemas basándose en el concepto de máquina universal de Turing. Este fue posiblemente el primer ordenador programable de la historia. Su nombre era Colossus y constaba de 1.500 válvulas electrónicas y lo más importante de todo es que era programable. Con Colossus los aliados fueron capaces de descifrar todos los mensajes de los enemigos predeciendo los ataques alemanes, sabiendo las posiciones de las tropas, movimientos de submarinos etc. y de esta forma poder ganar la guerra con más rapidez y efectividad.
Colossus fue destruido después de la guerra, y a todo el mundo que lo conocía se le prohibió hablar de él. Incluso los papeles del diseño del primer ordenador de la historia se quemaron. Esto significó que en 1945 J. Prespert Eckert y John W. Mauchly, crearan el ENIAC con 18.000 válvulas considerándose el padre de todos los ordenadores. Estados Unidos tomaba una ventaja crucial en el mundo de la computación y la tecnología que se ha mantenido hasta la época presente.





