Así lo viví yo, el mayor terremoto de la historia de Japón – Parte 6

Comenzamos la semana laboral con noticias cada vez más confusas sobre la situación de la central nuclear de Fukushima. El servicio de trenes sigue siendo bastante irregular y la gente prefiere ir a trabajar caminando o en bicicleta.

Mucha gente yendo al trabajo el bici
Mucha más gente de lo normal yendo a trabajar en bicicleta.

En el trabajo, el equipo de tecnología nos pasamos el día revisando que no haya ningún problema causado por el terremoto en nuestros centros de datos. Los de negocios se pasan el día hablando con oficiales del gobierno sobre el uso de Twitter con sus cosas buenas y sus cosas malas (Falsos rumores) durante la crisis que estamos viviendo. Pero realmente, en vez de trabajar, estamos todos atentos a las noticias, tenemos la televisión en una estantería donde la podemos ver todos. Todos tenemos una ventana en el navegador con varios contadores geiger midiendo los niveles de radiación en Tokio, por ahora parece que no sube la radiación lo más mínimo.

De repente, a media tarde se oyen casi todos los teléfonos móviles de la oficina sonar. Muchos tenemos instaladas aplicaciones que te avisan unos segundos antes (La cantidad de segundos depende de la distancia al epicentro) de que venga un seísmo, en la televisión también suena una alarma y los presentadores se ponen cascos al instante.

Dando las noticias con casco

Al cabo de tres segundos desde que sonaron las alarmas nuestra oficina comienza a vibrar levemente. Por suerte, es una pequeña réplica y remite en menos de un minuto. Aun así, saltan alarmas de tsunami en la televisión. Las continuas réplicas hacen que no se nos quite la preocupación del cuerpo. Para colmo, las noticias que nos llegan de la central nuclear de Fukushima son cada vez peores y TEPCO, una de las mayores compañías eléctricas de Japón, empieza a anunciar cortes de luz en Tokio y aconseja que ahorremos lo máximo que podamos. En todas las oficinas de Tokio empezamos a ahorrar energía apagando el aire acondicionado, los ascensores y todas las luces que no son imprescindibles. Trabajar en la oscuridad te hace sentir en cada momento la catástrofe en la zona de Tohoku, al norte de Tokio.


Los ascensores fuera de servicio. Por suerte trabajo en la planta 11, otros amigos en Tokio tienen que subir 30 o 40 plantas a pie cada día.

El martes, la naturaleza nos despierta haciendo vibrar nuestras camas a las cinco de la mañana. Yo no consigo volver a conciliar el sueño y salgo de camino al trabajo más pronto de lo normal. Me pongo al día con las últimas noticias y veo que la información que se está dando en el extranjero sobre la catástrofe diverge cada vez más de la realidad. En Japón nos informan sobre los «hechos» sin alarmarnos, dejándonos tomar decisiones a cada uno según como juzguemos la situación, en Europa hablan de «apocalípsis» y «éxodos masivos». Muchísimos de mis seguidores en Twitter se piensan que Tokio está totalmente destruido, nada más lejos de la realidad, tomo estas fotos mostrando el estado actual de Tokio:

Good morning Tokio

En Tohoku, en la zona arrasada por el tsunami la situación es gravísima. En Tokio la situación NO es apocalíptica. El terremoto apenas causó daños estructurales directos en la zona de Tokio pero estamos sufriendo varias consecuencias indirectas que afectan a nuestra vida diaria:

  • Apagones de luz de 3 horas cada uno alternados en diferentes zonas de la ciudad y anunciados con un día de antelación
  • Servicio irregular en varias líneas de trenes
  • Tenemos la obligación moral de no utilizar más electricidad de la necesaria. Ascensores y aire acondicionado apagado.
  • En los supermercados faltan muchos alimentos básicos, hay muchas estanterías vacías.
  • Estamos en constante peligro ante la posible llegada de nubes de baja radioactividad desde Fukushima
  • Todos estamos estresados, cansados y tristes ante lo confusa que es la información que nos llega desde diferentes fuentes.

Las acciones de nuestra empresa Digital Garage, cuyo principal negocio es la introducción de empresas tecnológicas estadounidenses en el mercado japonés tales como Twitter o Linkedin, han bajado casi un 40% en dos días. Nuestro presidente nos envía un email animándonos a trabajar con más ganas que nunca y dándonos libertad a trabajar de forma remota durante el resto de la semana.

Pero por muchos ánimos que nos de el presidente, apenas podemos trabajar, estamos todos pendientes de medidores geiger viendo como los niveles de radiación los barrios del norte de Tokio sube sin pausa (Aunque no termina de llegar a niveles peligrosos). El viento viene del norte y poco a poco niveles de radiación diez veces más altos de lo normal llegan a pleno centro de la ciudad. Aun no corriendo ningún peligro (En teoría, porque la situación podría cambiar en cualquier momento), somos muchos los que decidimos salir de Tokio unos días.

Crónicas del terremoto:

Así lo viví yo, el mayor terremoto de la historia de Japón – Parte 5

El domingo salgo a dar una vuelta por la ciudad. El 80% de las lineas de tren en Tokio ya están en funcionamiento y podemos movernos con cierta libertad. El servicio de trenes bala hacia el sur-oeste del país vuelve a funcionar a la perfección:

Los trenes bala de Tokio hacia el sur funcionan desde ayer. Hacia el norte todavía no
Tren bala saliendo de la estación de Tokio el domingo por la mañana.

Hay muy poca gente por las calles comparado con otros domingos normales en Tokio. Me doy un paseo por la zona del palacio del Emperador, han ampliado el radio de seguridad de la zona, seguramente como medida de seguridad por el terremoto del viernes.

Han ampliado el perímetro de seguridad en el palacio del Emperador

皇居なう、El palacio del emperador de Japón en estos momentos
El Palacio del Emperador de Japón dos días después del terremoto.

Mientras paseo, siento como el suelo vuelve a vibrar, los árboles se mueven ligeramente, me detengo esperando a ver si va a más o a menos. Por suerte, a los veinte segundos todo vuelve a la normalidad. Veo por twitter que fue un terremoto leve de magnitud 5.8 una de las prefecturas del norte de Tokio

Estación de Tokio desde el palacio del emperador. Los domingos suele estar lleno de gente
En los parques de alrededor del palacio apenas hay gente, normalmente están llenos de turistas.

Calles desiertas en el centro de Tokio
Las calles del centro, cerca de la estación de Tokio están desiertas.

Vuelvo a casa pronto a ponerme al día con las últimas noticias de la tragedia. Al llegar me siento delante del ordenador y siento como viene otro terremoto. Para confirmar que es un terremoto de verdad, lo que hacemos todos es mirar las cortinas o una lámpara para ver si realmente se están moviendo. Cuando llevas varios días de meneos contínuos cada dos o tres horas, al final terminas con «alucinaciones terremotiles». Piensas que todo se está moviendo, pero resulta que no, resulta que es tu cabeza la que se lo imagina. Es como cuando montas en un barco sin estar acostumbrado y cuando vuelves a tierra firme sigues sintiendo de vez en cuando una especie de mareo. Miro las cortinas detenidamente y resulta que no se mueven lo más mínimo, por suerte soy yo el que me lo estoy imaginando.

Para despejarme me doy una ducha, pero esta vez no tengo suerte y me pilla un temblor mientras me ducho. Nada agradable que se te mueva la casa mientras te duchas, pero me lo tomo con humor y me entra la risa tonta.

Crónicas del terremoto:

Así lo viví yo, el mayor terremoto de la historia de Japón – Parte 4

Emails de compañeros de trabajo que no pueden volver a sus casas, otros que dicen que llegan a casa después de siete horas caminando casi 30km. Los hoteles del centro de Tokio todos llenos. Las noticias siguen informando sobre el tsunami en el norte y el número de vícticmas oficiales de multiplica.

Toca intentar dormir junto a una mochila con comida, agua y linterna. Pero no fue fácil dormir, la mayoría de nosotros no pudimos por la multitud de réplicas durante la noche. Incapaz de conciliar el sueño, el sábado a las cinco de la mañana ya estaba en pie informándome sobre las últimas novedades: decenas de miles de refugiados y problemas en la central nuclear de Fukushima.

Sobre las nueve de la mañana salgo a la calle a ver como está el ambiente. Hay mucha menos gente de lo normal por las calles y en el supermercados hay muchas estanterías vacías. Por lo demás se respira tranquilidad por las calles de Tokio y seguimos sintiendo alguna que otra réplica cada dos o tres horas.

コンビニのカップ麺はまだまだない!

Más estanterías vacías en otro supermercado

En el super más cercano a mi casa seguimos sin comida :( voy a tener que is más lejos

Algunos supermercados siguen con estanterías totalmente vacías

Dentro de la preocupación por lo sucedido, a media tarde nos logramos juntar la mitad del grupo de amigos maravillosos (los que podemos desplazarnos en bicicleta o en moto) para celebrar el cumpleaños de @cads y mio. Aunque más que para celebrar nada, nos juntamos para calmarnos un rato ante la situación y comentar como lo estamos viviendo cada uno. Nada mejor que el calor de los amigos, ¡Thank you, you are the best! Ya lo celebraremos TODOS juntos como toca de aquí unas semanas.

Nuestras tartas, 24 horas después de la «#desastrofe«, algo tocadas por los bordes al haber sido afectadas también por el terremoto:

お誕生日

Cansadísimos por no haber podido dormir y por la preocupación de las noticias que nos llegan del norte nos volvemos todos pronto a casa a descansar.

Crónicas del terremoto:

Así lo viví yo, el mayor terremoto de la historia de Japón – Parte 3

Cada vez somos más en el parque. Me siento encima de una piedra al lado de unos setos de flores, pero nada más sentarme siento como la piedra empieza a vibrar. Los árboles y postes de la luz alrededor del parque se agitan al compás de las réplicas que siguen llegando cada 10-20 minutos. Seguimos todos intentando llamar por teléfono pero no podemos, tampoco enviar emails. Alguien consigue conectarse un momento y nos enteramos de la llegada del tsunami a las costas del norte llevándose por delante pueblos y ciudades. Nos sentimos más seguros que dentro de un edificio, pero cada vez hay más caras de preocupación.

Sobre las cinco y media de la tarde somos varios los que decidimos irnos de camino a casa. Los trenes no funcionan, están todos parados, los empleados de las líneas están revisando que las vías no estén dañadas. Muchos de mis compañeros de trabajo empiezan a caminar hacia casa, pero las distancias en Tokio son inmensas, a algunos les esperan varias horas de caminata. Yo marcho en bicicleta pero a los pocos minutos me tengo que bajar y caminar. Las calles están atascadas de coches y las aceras atestadas de viandantes. Las masas de gente avanzan caminando despacio, con calma pero con las cabezas gachas, muchos con los móviles en la mando intentando conseguir señal. En las tiendas de 24 horas y supermercados se forman colas.

Gente esperando para usar un viejo teléfono público. La recepción de los móviles sigue siendo mala
Colas para llamar en un teléfono público, las líneas de móvil están colapsadas.

La comida en los supermercados se ha terminado. Solo queda agua y salsas
La comida en los supermercados se termina a la velocidad el rayo.

Después de una hora y media caminando llego a casa. Vivo en un bajo, por lo que no había muchos destrozos dentro de mi casa. Algunos libros y platos caídos, las mesas movidas y la pantalla del ordenador a punto de caerse pero a salvo. Me conecto para ver las últimas novedades, veo aterrado las primeras imagenes del tsunami.

Not mine, screenshots from http://www3.nhk.or.jp/nhkworld/

Not mine, screenshots from http://www3.nhk.or.jp/nhkworld/

Habíamos quedado todo el grupo de amigos para celebrar el 32 cumpleaños de Carlos y mi 30 aniversario. Pero Tokio está paralizado, los atascos son kilométricos, siguen sin funcionar los trenes, los autobuses están colapsados y es imposible coger un taxi. No es el mejor momento para festejar nada, cancelamos la celebración de nuestros cumpleaños hasta nuevo aviso.

Crónicas del terremoto:

Refugiados en el sur – Parte 1

Los medios en el extranjero exageran la situación muchísimo, catalogándolo de apocalípsis. Los medios en Japón nos dicen mil veces que no pasa nada, que en Tokio estamos a salvo, que estamos seguros. No creo a unos ni a otros, a continuación cito los HECHOS, que NADIE puede controlar, ni los medios de comunicación ni el gobierno japonés, los HECHOS los controla la NATURALEZA, que ahora mismo parece estar revuelta en el centro-norte de Japón.

La situación NO es grave en Tokio AHORA, pero…

  • Esto es lo que hemos vivido en cinco días cerca de Tokio (300-400km a la redonda):
  • Un terremoto de magnitud 9 (Uno de los mayores de la historia conocidos por la humanidad)
  • Un tsunami que se adentró 10 km en el territorio japonés.
  • Varias alertas de tsunamis.
  • Tres terremotos de magnitud entre 7 y 8.
  • Más de 50 terremotos de magnitud entre 5 y 7. Uno de ellos con origen en la bahía de Tokio.
  • Terremoto de magnitud 6.2 al lado del Monte Fuji.
  • Casi una decena de explosiones e incendios en cuatro de los seis reactores en la central nuclear de Fukushima.
  • Varios escapes radioactivos.
  • Nube de baja radioactividad por encima de Tokio haciendo que suban los niveles normales hasta 10 veces (Muy lejos de ser dañinos para el ser humano).
  • Multitud de apagones de luz.
  • Los trenes no funcionan con normalidad.
  • Escasez de comida en los supermercados en Tokio, en el norte están mucho peor.
  • Vivir esto en tan solo unos días es MUY MUY ESTRESANTE, estar pendiente de un medidor geiger mientras trabajas, despertarte porque tu cama se está moviendo de arriba hacia abajo, enchufar la televisión a la hora de desayunar y ver el edificio de un reactor en llamas, que te digan que viene una nube de «baja» radiación que no es peligrosa en unas horas…

Basándonos en estos hechos y cansados del estrés continuo de información contradictoria somos muchos los que hemos decidido abandonar la capital durante unos días a buscar un poco de paz mental. Yo me fui al sur, a Fukuoka. Estoy bien, la mente me vuelve a funcionar con más claridad aunque sigo preocupadísimo con la situación.

Así lo viví yo, el mayor terremoto de la historia de Japón – Parte 2

Nos calmamos conforme el temblor va amainando. El agua de la pecera corre por los suelos acercándose a nuestros pies. Siento un fuerte mareo, las manos y mandíbula me tiemblan sin control.

Mi compañero Wada-san es el primero en levantarse, aunque nos seguimos balanceando ya puede mantener el equilibrio. Nos mira con una sonrisa extraña en la cara, alegría de que estamos bien, y nos dice para levantar el ánimo: «¡Necesitamos unas cervezas!». Nos reímos por no llorar, una reacción extraña después del pánico.

Nos empezamos a levantar todos. Volvemos a nuestros puestos de trabajo, miramos por la ventana. Se ve algo de humo cerca de la Torre de Tokio. El sonido de sirenas inunda las calles. Las calles están paradas, la gente está de pie, no camina. Todos los coches están parados. Todavía no somos conscientes de lo grave de la situación.

Miramos los teléfonos móviles, pero no tenemos señal. Utilizamos el wifi de la empresa para ver las noticias, nos enteramos que el origen del terremoto fue en el mar en la zona de Tohoku de magnitud 8.9 (Aunque más tarde se ha confirmado que fue de 9.0). Estamos en alerta de Tsunami en prácticamente todo el país.
El edificio para de moverse, han pasado unos 10 minutos desde que comenzó a temblar.

Limpiando los destrozos del terremoto,地震の後のお掃除
Varios compañeros de trabajo se ponen a limpiar los destrozos

Los ascensores están parados, bajamos por las escaleras y vemos varias grietas en las paredes.

Grietas en el edificio de nuestra empresa construido por Shimizu Corporation

Por muy bien preparado que esté el edificio para soportar grandes terremotos, ver estas grietas me deja intranquilo. Salimos a la calle, la gente camina con normalidad, los coches vuelven a circular, pasá un camión de bomberos por delante de nosotros.

Al ver que todo vuelve a la «normalidad» nos tranquilizamos un poco y volvemos a subir por las escaleras. ¡Gran error! Nada más llegar a la planta 11, llega una réplica muy fuerte. Otra vez todos al suelo debajo de las mesas, otra vez libros cayendo de las estanterías, otra vez agua saltando de la pecera al suelo, otra vez pánico durante dos largos minutos.

Esta vez lección aprendida, cogemos todos los imprescindible y salimos con paso acelerado, de forma ordenada y manteniendo la calma, esta vez por las escaleras de emergencia y nos refugiamos todos en este pequeño parque:

Aqui nos refugiamos ayer todos mis compañeros de trabajo

Me tranquilizo, ya no tiemblo pero siento como mi cuerpo desprende más calor del normal. Tengo sed, mi compañera de trabajo, me ofrece una botella de té que lleva en el bolso.

Las extrañas sonrisas de después del susto empiezan a desaparecer de las caras de todos y se empiezan a convertir en caras de preocupación y tristeza. Todo el mundo intenta contactar con sus familiares con los teléfonos, pero no hay señal.

Mañana más, hasta entonces sigo contándolo en mi twitter @kirai

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