Bandai ha puesto a la venta una chaqueta de Kaneda para celebrar el 30 aniversario del manga de Akira. Se puede comprar por 69,800 yenes (685 Euros) desde esta web de Bandai Namco y esta otra es la web oficial del aniversario.


Un Geek en Japón
Bandai ha puesto a la venta una chaqueta de Kaneda para celebrar el 30 aniversario del manga de Akira. Se puede comprar por 69,800 yenes (685 Euros) desde esta web de Bandai Namco y esta otra es la web oficial del aniversario.

El Yuki Matsuri (雪祭り, festival de la nieve) se celebra cada año en Sapporo, la capital de Hokkaido a principios de febrero. Es uno de los festivales más concurridos en Japón durante las estación invernal; la zona del parque de Odori, donde se acumulan las estatuas más grandes, es visitada por más de dos millones de personas cada año. Al evento acuden equipos de escultores de hielo de todo el mundo que en pocos días yerguen más de 400 estatuas, algunas de ellas gigantescas. Entre los participantes del extranjero se celebra un concurso internacional, es curioso que los últimos años el equipo de Tailandia (Un país sin nieve) ha sido el ganador varias veces.
Nosotros estuvimos hace un par de años, pero no se porqué las fotos y videos que tomé se perdieron en algún rincón de mi disco duro. Por fin las encontré y las comparto aquí con vosotros.
Este es el video resumen del viaje y a continuación las fotos.
Empezamos la visita comiendo un ramen gigantesco hecho con sopa de cangrejo en el famoso ramen yokocho, ¡una calle en la que solo hay restaurantes de ramen!

Foto de Ignacio con su fisheye.
El resto del día nos lo pasamos paseando por el centro de Sapporo, sobre todo la zona de Susukino y Odori donde se centran las actividades del festival. El ambiente de fiesta se empieza a animar conforme cae la noche cuando iluminan las esculturas de hielo, sirven comida y bebida en tenderetes callejeros y varias bandas de música de la ciudad tocan junto a las estatuas más grandes.

Un Totoro tampoco podía faltar

Esta es la torre más famosa de Hokkaido, está al principio del parque de Odori. Se puede subir para tener vistas a toda la ciudad.
Otro día lo dedicamos a explorar el resto de la ciudad, comer bien y al final terminamos subiendo una montaña al oeste de la ciudad hasta llegar a un misterioso templo envuelto por un bosque nevado.

Foto tomada por Ignacio al llegar al templo mientras yo estoy grabando vídeo.
Todo un descubrimiento, que no fue más allá de la mera anécdota, pero que nos hizo sentir en mitad de ninguna parte, en algún lugar olvidado con un templo semienterrado en la nieve, al que habíamos llegado tras días y días de marcha por las montañas, sorteando yetis y tribus de terribles y perversos trolls invernales, escasos de comida y bebida, sin serpas y tiritando de frío para encontrarnos allá ante los ojos del budha de oro y poder preguntarle por el secreto de la felicidad. – Ignacio Izquierdo también lo contó en su blog con mucho más detalle.
Esta es la web oficial del festival de la nieve en inglés. El vuelo desde Tokio a Sapporo es de aproximadamente 90 minutos y cuesta entra 100 y 200 euros.
El premio Akutagawa es el galardón literario más prestigioso en Japón. Se concede dos veces al año, una en Enero y otra en Julio. Se lleva celebrando desde 1935 cuando un amigo íntimo del fallecido Ryunosuke Akutagawa (Uno de los escritores japoneses más importantes desde la era Meiji) decidió establecer el premio en su honor. El ganador recibe un reloj de bolsillo y un millón de yenes (Unos 10.000 euros).
Es un premio que suele traer polémica consigo al enfrentar a autores de la comunidad literaria que consideran que el premio solo debe concederse a escritores que sepan escribir con la suficiente sensibilidad y estilo del japonés «clásico», mientras que otros son más partidarios de conceder el premio a autores jóvenes que utilizan un japonés algo más «moderno» y tratan temas más actuales. Por ejemplo, Haruki Murakami nunca ha recibido el premio, está considerado como un escritor «fuera de la comunidad literaria japonesa», se le acusa de ser demasiado liberal a la hora de usar el idioma japonés y estar demasiado influenciado por occidente. En alguna que otra entrevista Haruki Murakami ha declarado que no lo importa lo que digan otros escritores japoneses sobre él, pero en su novela 1q84 cuando Tengo, Fukaeri y Ushikawa están escribiendo su libro para intentar ganar el premio Akutagawa se pueden discernir varias críticas indirectas que algunos han considerado como opiniones personales de Murakami sobre el premio Akutagawa y el círculo de editoriales y autores que se mueven a su alrededor.
Este año el escándalo ha surgido cuando uno de los miembros más conocidos del jurado, el señor Shintaro Ishihara (Que también es gobernador de la prefectura de Tokio desde hace más de 10 años), declaró esta semana que después de 17 años ha decidido dejar su puesto en el comité de selección del premio porque todas las obras que se presentan últimamente al concurso son de una calidad paupérrima.
El premio de este enero lo acaba de ganar Tanaka Shinya (田中 慎弥), seguramente se ha sentido ofendido al ver que Shintaro Ishihara resignaba de su puesto en el jurado justo al elegir su obra como ganadora. Tanaka Shinya es un escritor ermitaño que apenas había concedido entrevistas hasta ahora.

Tanaka Shinya, el último ganador del premio.

Shintaro Ishihara, gobernador de Tokio y miembro del jurado del premio Akutagawa durante 17 años hasta esta semana en la que se ha retirado porque el nivel de las obras que se presentan es demasiado bajo.
En las entrevistas que ha concedido Tanaka Shinya ha pronunciado palabras indirectas pero bastante duras dirigidas a Shintaro Ishihara y también al resto del jurado del premio Akutagawa, os traduzco parte de algunas de las respuestas que más han dado que hablar:
«Mis obras llevan cuatro veces seguidas siendo finalistas. No me sorprende haber recibido el premio, es lo natural.»
«Podría haber decidido rechazar el premio pero mejor lo recibo para no causar un escándalo que haga temblar al Gobierno Metropolitano de Tokio» (Refiriéndose indirectamente a Shintaro Ishihara)
¿Hay algo que le quieras decir directamente a Shintaro Ishihara?
«¿Está intentado crear un partido político para abuelos verdad? Pues que se dedique a crear su partido político.»
«No tengo ordenador ni teléfono. Escribo con bolígrafo y papel»
«Llevo escribiendo desde los 20 años. Nunca he trabajado en una empresa.»
«Vivo con mi madre.»
«Terminemos pronto esta entrevista»
Entrevista en japonés a Tanaka Shinya al recibir el premio.
El otro día a CaDs y a mi nos dio por explorar un poco la zona norte de la línea Yamanote. No es una de las áreas de Tokio más interesantes pero hay algún que otro lugar que vale la pena visitar. Fuimos hasta la estación de Komagome y caminando cinco minutos de la estación entramos en los jardines Rikugi-en (六義園 ,Google Maps).
El parque fue construido a finales del siglo XVII por el quinto shogun Tokugawa y pasó a ser propiedad del ayuntamiento de Tokio hace casi cien años. El diseño de los jardines emula la forma de paisajes de otros lugares de Japón, por ejemplo, el lago es una representación de la costa de Kamakura. En el centro, junto al lago, sirven matcha con un dulce por 500 yenes.
Una de las obras de arte más sorprendentes del Museo de arte contemporáneo de Kanazawa es una piscina «falsa». La piscina solo tiene 10cm de agua sobre un cristal en la superficie, parece una piscina normal hasta que te das cuenta de que está hueca y puedes entrar caminando ¡debajo del agua! Está en un museo japonés, pero es una idea original del artista argentino Leandro Erlich.
Había leído iWoz sobre la vida de Steve Wozniak pero nunca había leído nada sobre Steve Jobs. Hace unos días me compré la biografía de Steve Jobs de Walter Isaacson y me encantó como está escrita, ¡es adictiva!
Estaba especialmente interesado en qué pasó en ese famoso viaje de Steve Jobs por la India. Resulta que los dos años que estuvo en la universidad pasó la mayoría del tiempo leyendo libros de religiones y filosofía oriental y comentándolos con su amigo Daniel Kottke. Cuando cumplió 19 años se cansó de la universidad y consiguió un trabajo de técnico en ATARI donde apenas trabajó unos meses. Se puso de acuerdo con Daniel Kottke y se marcharon de viaje los dos a la India en busca de sus «líderes espirituales».
No encontraron a ningún «líder espiritual» que les cautivara o les iluminara, la realidad es que se pasaron meses dando vueltas por la India en autobús. El evento más interesante del viaje fue cuando un monje Hindu se acercó a Steve Jobs con una navaja de afeitar y le dejó la calva al aire sin previo aviso.
¿Qué quedó contigo y con Steve después de volver de la India?
Visto con la perspectiva del paso del tiempo tengo la sensación de que pasamos mucho tiempo en autobuses llenos de gente yendo de Delhi a Uttar PradeshWhat did you and Steve take back from India that stayed with you?
It seems in retrospect that we spent a lot of time on endless long hot crowded bus rides from Delhi to Uttar Pradesh … De una entrevista a Daniel Kottke
A la vuelta volvió a trabajar unos meses en ATARI hasta que consiguió empezar a vender los primeros Apple I con Wozniak. Tan solo cinco años después Apple saldría a bolsa convirtiendo a más de 300 empleados de la empresa de la manzana en multimillonarios. Durante esos años, además de trabajar, Steve Jobs empezó a practicar meditación zazen en el San Francisco Zen Center, allí conoció al monje Kobun Chino Otogawa, el que sería su mentor y amigo durante el resto de su vida. Dicen que Steve Jobs era uno de los alumnos que más horas pasaba meditando y en ocasiones se tomaba unos días libres para ir a Tassajara (El primer templo Zen de Estados Unidos) a sentarse frente a una pared y observar la actividad de su mente durante semanas. A Steve le gustaba la idea de usar la mente para inspeccionar la mente. Usar la introspección para cambiar la forma en la que tu mente funciona, algo conocido en psicología como megacognición.
Kobun Chino Otogawa, nacido en Kioto, pasó los primeros 30 años de su vida en Japón, tres de ellos en el templo principal de la secta Sōtō Zen. A finales de los 60 se trasladó a Estados Unidos con la misión de hacer entender mejor el Zen en occidente. Aparte de la meditación zen, las especialidades de Kobun eran la escritura de poemas haiku y la caligrafía shodo. Todos sabemos que Steve Jobs era aficionado a la caligrafía, para él era muy importante que las letras en la pantalla de sus ordenadores fueran bellas.

El monje budista Kobun Chino Otogawa fue el mentor espiritual y amigo íntimo de Steve Jobs durante más de 20 años.
Kobun Chino Otogawa conoció a Steve Jobs cuando esté volvió de su viaje a la India. Para Kobun Chino Otogawa se convirtió en un discípulo aventajado y Steve encontró en él a un mentor al que admirar. Su relación duró más de 20 años hasta que Kobun Chino Otogawa muriera en el 2002. Antes de fundar Apple con Markkula y Wozniak, Steve Jobs estuvo considerando qué hacer con su vida, una de las opciones que más le llamaba la atención era dedicar el resto de su vida al Zen en exclusiva. En un momento clave de su vida, Kobun Chino Otogawa aconsejó a Steve lo contrario, le dijo que siguiera a su corazón, le dijo que «Encontraría el ZEN en la vida dedicándose con pasión a lo que le gustara», le dijo que «Podría seguir teniendo una vida espiritual mientras dirigía un negocio». A Steve le convenció y se embarcó en una aventura que le haría revolucionar varias industrias (ordenadores, telefonía, música…) a nivel internacional.

Una viñeta de Steve Jobs meditando.
Kobun Chino Otogawa estuvo presente en otro momento clave en la vida de Steve Jobs, fue el encargado llevar a cabo la ceremonia de la boda de Steve Jobs con Laurene Powell según el rito Sōtō Zen. Kobun fue como un padre para Steve, en la época de NeXT incluso le ofreció un trabajar para él pero Kobun solo aceptó un puesto como «Advisor». Kobun Chino Otogawa fue el «Advisor Spiritual» de la empresa de Steve Jobs hasta que fue comprada por Apple.

Kobun Chino Otogawa aplaudiendo con alegría instantes después de haber casado a Steve y Laurene.
El zen fue una herramienta fundamental para Steve Jobs a la hora de diseñar productos en Apple. Una máxima de Steve Jobs siempre fue simplificar al máximo, eliminar cualquier elemento que no fuera estrictamente necesario. El iPod, cuyo diseño simple, bello e intuitivo fue una auténtica revolución en su momento. Fue el primer producto de Apple que me compré, ahora mismo tengo cerca de 15 productos de Apple. Lo que más me gusta de usar productos de Apple es que en su conjunto tienden a simplificar y eliminar dolores de cabeza de mi vida haciéndome sentir capaz de ser muy creativo y productivo usándolos.

El iPod pone de manifiesto lo mucho que Steve Jobs apreciaba el zen a través de su simplicidad.
Steve conoció a Kobun Chino Otogawa a finales de los 70 pero no viajó a Japón por primera vez hasta principios de los 80. Tuvo que ir a Japón para buscar la unidad floppy más apropiada para el primer Macintosh. En ese viaje conoció por primera vez a Aiko Morita, el fundador de Sony y pudo probar en exclusiva uno de los primeros prototipos del Walkman, dispositivo que impresionó a Steve Jobs. Otra de las cosas que cautivó a Steve Jobs fueron las fábricas de Sony (Que emuló a la hora de montar las fábricas de Apple). Steve Jobs admiraba a Aiko Morita pero en muchas ocasiones puso a parir a Sony criticando el diseño tosco de sus productos. El primer Macintosh fue uno de los primeros ordenadores en incluir una unidad floppy de Sony de 3.5″.
Además de negocios, Steve Jobs aprovechó para viajar por Japón visitando Kioto y también Soto Zen Eiheiji, el templo donde se curtió su maestro Kobun Chino Otogawa antes de trasladarse a los Estados Unidos. Steve Jobs volvió a Japón muchas veces durante el resto de su vida, la mayoría de sus visitas fueron por trabajo pero siempre que podía se escapaba a Kioto, su ciudad japonesa favorita:

Steve Jobs visitando el Pabellón Dorado en Kioto
Steve Jobs siempre se alojaba en el Hotel Okura y le encantaba el sushi del restaurante de la planta baja. El Hotel Okura es el mismo en el que Aomame va a visitar al líder en 1q84 para ofrecerle sus servicios de masajes.

Entrada al Hotel Okura, donde le gustaba alojarse a Steve Jobs cuando estaba de visita en el país del Zen.
Kobun Chino Otogawa, Aiko Morita de Sony, el Zen y Japón fueron una componente importante en la vida de Steve Jobs. Otro de los japoneses que Steve Jobs admiraba fue Issey Miyake. Un diseñador japonés muy centrado en buscar la elegancia a través de la simplicidad, con el que entabló una relación bastante personal y sería el responsable de crear el legendario suéter de cuello alto que lució Steve casi a diario durante los últimos años de su vida.
Vida espiritual, productos con diseños simples revolucionarios, zen, Japón, simplicidad, budismo, intuición, visión, atención al detalle… pero a la hora de la verdad resulta que Steve Jobs solía ser mal educado incluso con sus amigos siendo vengativo, traicionero, narcisista etc. Parece que Steve Jobs solo eligió ciertos valores del budismo que le convenían y se olvidó de que el budismo se basa en la empatía y la compasión. Me gustaría saber que opinión sincera tenía de él su maestro Kobun Chino Otogawa, seguramente le quería tal y como era, con sus defectos y con sus virtudes que le llevaron a crear la que es a día de hoy la empresa más grande del mundo por capitalización bursátil.
«No puedes conectar los puntos mirando hacia adelante; solo puedes hacerlo mirando hacia atrás. Asi que tienes que confiar en que los puntos se conectarán de alguna forma en el futuro. Tienes que confiar en algo, tu instinto, el destino, la vida, el karma, lo que sea. Porque creer que los puntos se conectarán luego en el camino te dará la confianza de seguir tu corazón, incluso cuando te conduce fuera del camino trillado y eso hará toda la diferencia.» – Steve Jobs
«Again, you can’t connect the dots looking forward; you can only connect them looking backwards. So you have to trust that the dots will somehow connect in your future. You have to trust in something — your gut, destiny, life, karma, whatever. This approach has never let me down, and it has made all the difference in my life.» – Steve Jobs
Bibliografía: